La entrada surge a raíz de un anónimo lector que hace una acertada reflexión reprochando mi machacón soniquete sobre la conveniencia de usar profesionales a la hora de contratar seguros. Para empezar reconozco mi parte de culpa porque soy un fundamentalista de la mediación.
El lector anónimo, demagógicamente creo, me pregunta por qué no uso un servidor profesional, o un diseñador profesional para editar este blog. Y tiene razón en que no lo hago, pero voy a explicar porque no: porque con este blog NO ME JUEGO NADA.
Este blog es un hobby, como el que hace bricolage el domingo. Para hacer el fin de semana un taburete de adorno para el jardín no necesito un ebanista. Es un adorno que hago para entretenerme. Pero si lo que voy a hacer es una silla para que se siente un bebe compro la mejor, hecha por verdaderos profesionales.
Un mediador de seguros profesional (agente o corredor) cuida de tu patrimonio. Eso te juegas con los seguros: tu patrimonio, tu estabilidad financiera, tu tranquilidad... Y yo, para esas cosillas, prefiero un profesional.
Se necesita un profesional en función de lo que te juegues, del riesgo que asumes en el negocio en cuestión. Cuando me duele una muela no voy a un curandero, yo me voy a un dentista. Yo no me fío de la declaración de la renta que te preparan desde el propio ministerio, a mi me la hace un asesor fiscal. Yo no me presento a un juicio sin un abogado... para cosas importantes nos dejamos asesorar por profesionales.
Efectivamente, como estaréis pensando, hay quien no puede permitirse tener un buen profesional para todas tus cosas; un buen dentista, un buen asesor, un buen abogado... son caros de mantener. ¿Y un buen mediador de seguros? ¿Quién se lo puede permitir? Pues hoy por hoy, cualquiera, porque generalmente su servicio no solo no encarece el producto sino que muchas veces lo abarata además de mejorarlo.
En esta entrada he usado (con esta) diez veces la palabra “profesional”. Y me parecen pocas por todo lo que los necesitamos a diario. Así que aprovecho para dar las gracias a los agentes y corredores de seguros, a los pilotos de avión, a los abogados, los asesores fiscales, dentistas, fontaneros, policías, electricistas, bomberos...
Estimado Angel:
ResponderEliminarSegún algunas fuentes el rey de Birmania Nandabayin, en 1599 se rió hasta morir cuando un mercader italiano que estaba de visita en Birmania, le explicó que Venecia era un estado libre que no tenía rey. Hay cosas que por más que expliquemos habrá gente incapaz de comprender. Hasta que lo sienta en sus carnes.
Saludos.