Este artículo esta escrito para Mediario, la publicación del Colegio de Mediadores de Seguros de Barcelona , y aprovecho para agradecer el espacio que me concedieron.
Vivimos en constante evolución, Darwin nos advertía que las especies más adaptadas sobrevivirían y las menos tenderán a extinguirse, pero también estudió por qué machos y hembras evolucionaban de manera diferente, y llegó a una conclusión: en muchas ocasiones la hembra decide con quién se aparea. No hay que imaginar mucho para entender que en el siglo XIX una opinión así no fue bien vista.
Cuando pienso en como se exhibe un pavo real, desplegando todo su colorido, buscando perpetuar sus genes, no hago más que encontrar similitudes con el momento en que alguien vende un producto. El pavo real muestra a través de su plumaje cuan buenos genes ofrece a la hembra para su próxima prole, está explicando que bueno será el futuro de su familia. Pero hay más, los lobos por ejemplo, además de buenos genes, ofrecen protección a una manada. El rito del apareamiento tiene mucho que ver con el bienestar futuro de la hembra e incluso de la especie. De cómo la hembra ha de decidir sobre su futuro. En el símil con la venta, el vendedor hace las veces de macho que se exhibe, que promete un gran futuro, a la hembra que sería el cliente. Aprendamos de los animales.
Las especies menos evolucionadas, hacen las cosas por las bravas, el macho se aparea casi sorprendiendo a la hembra, como en un descuido, por ejemplo algunos reptiles, los lagartos macho se acercan a la hembra con sigilo y de repente saltan sobre ella mordiendo el cuello. Y es que hay quién vende al descuido, cuando la hembra está pensando más en cómo va a decorar su nuevo nido, sin dejarla moverse le hacen firmar una póliza.
Muchos mamíferos que viven en manadas ven como sus hembras no pueden elegir pareja y aunque haya varios machos en la manada las hembras solo pueden aparearse con uno. El dominante. Esta posición de dominio está ganada por la fuerza, el animal más grande manda. Esto trasladado a los humanos nos retrotraería sociedades de hace muchos siglos, que hoy nos parecen bárbaras. Sin embargo no está tan lejos del mundo de la venta, cuando nuestra hembra que compra tiene que hacerlo en determinado lugar porque debe dinero. Para colmo, por ejemplo, la hembra de león, además de copular con quién manda en la manada de manera obligada, es la que tiene que cazar y alimentar al macho.
Una de las circunstancias que las hembras suelen tener en cuenta a la hora de elegir, según avanzan en la evolución, es que el padre de las criaturas se quede a colaborar en la cría de la prole. Enfrentarse a los problemas como madre soltera no es la mejor opción, tener un macho que te ayude a alimentar a la familia y que te defienda es lo ideal. ¿Cuando vendemos un seguro la hembra sabe que vamos a estar ahí todo el tiempo colaborando, ayudando en los problemas?
Cuando el macho colabora en la cría quiere estar convencido de que esos pequeños son sangre de su sangre, pero las hembras nunca tienen muy claro cual será el mejor padre, y prueban y prueban... El resultado es que los machos acostumbran a matar a las otras crías que encuentran. Esta lucha de una misma especie consigo misma es una lucha de canales, cada macho quiere dejar sus genes, sobrevivir por encima del otro, aunque sea su hermano. Estos hábitos la naturaleza los arregla llevando la evolución hacia la monogamia como solución al problema y así relajando a los machos. Las compañías de seguros hacen lo contrario que la naturaleza, posibilitan todos los canales para el apareamiento, y les dejan hacer a cada cual lo que pueda; canibalizándose entre ellos como solución de permanencia. La catástrofe está garantizada, la evolución actuará, y como la monogamia es imposible, eliminará canales.
Mención especial en esto de la cría siempre merece el pájaro conocido como Cuco, este ave pone los huevos en el nido de otra especie para no tener que preocuparse de cuidar crías. No se me ocurre ahora, dentro del símil, al cuco de los seguros que vende y no asiste en el siniestro...
En este tiempo en el que ya todos entendemos que cualquier negocio ha de girar en torno al cliente, en el que el cliente decide, o debe decidir, nos encontramos con un mercado de seguros en el que el consumidor en muchas ocasiones no puede hacerlo, el hecho de que determinados canales crezcan más que otros tiene que ver con el dominio de la manada y no con la libre elección de la hembra. En el reino animal la naturaleza ordena la evolución, en la venta de seguros ¡quién ordena esto!
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