Ayer me decía un cliente: "menos mal si no es por esto...". Con 'esto' se refería a un seguro. En concreto a un seguro de accidentes.
Antonio emprendió un negocio hace cuatro años, tras tiempo trabajando para otros, con trabajo intelectual, físico, y mucho empeño lo sacó adelante. Al asegurar su local, la furgoneta se planteo hacer un seguro de accidentes porque "y si me pasa algo...". Hace ahora dos años Antonio tuvo una caída trabajando que le provocó una lesión.
Hace ahora dos años, y aún no se ha recuperado totalmente, de hecho ya no podrá dedicarse a su oficio de toda la vida. Antonio firmó aquel seguro de accidentes, y cuando le tramitabamos uno de los últimos pagos por su baja me decía "menos mal, si no es por esto no se como hubiera acabado". Hoy es más consciente aún de para que sirven los seguros, porque piensa en su situación económica de estos dos años, con mil quinientos euros menos al mes.
Quizá también sea consciente de que no todos los seguros son iguales, que cosas básicas como el límite temporal de la indemnización son fundamentales cuando desgraciadamente tenemos que echar mano de la póliza. También habrá aprendido que tener las lesiones valoradas es muy cómodo y puede ser una trampa cuando , como en su caso, una lesión se complica.
Estas son lecciones que vamos aprendiendo a base de golpe, y que normalmente no tenemos la suerte de Antonio de entenderlo cuando todo ha salido bien... para lo mal que empezó el día que se caía de aquella escalera.
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