De vez en cuando uno se siente orgulloso de su profesión incluso valido para la sociedad: el constructor cuando entrega un edificio, el médico tras un buen diagnóstico, el comercial que hace una buena venta...
Hace unos días recordaba la llamada de un cliente un mes atrás: "¡Me han arruinado la vida! Han entrado a robar y se han llevado todo... me han arruinado...". Cuando escuchas algo así a un hombre de 55 años, duro como los de antes y sollozando, entiendes su desesperación, sus miedos...
Como me contó alguien hizo un butrón, habían entrado en su negocio y durante un fin de semana lo habían vaciado. En ese momento el empresario pensó que no podía seguir trabajando, no podía atender los compromisos con sus clientes, no tendría ingresos para pagar a sus proveedores... ni siquiera tenía edad para empezar de nuevo, ni encontrar un trabajo por cuenta ajena...
Uno que ha visto esa situación cientos de veces aún no aprende a reaccionar. El mediador de seguros suele ser el primer contacto del empresario después de la policía, y no somos psicólogos, así que uno acierta a decir "Tranquilo, para esto tienes seguro", y poco más.
Y recordaba todo esto cuando hace unos días salía de aquella misma empresa, ya sin butrón, y sin dueño derrumbado, y después de decirle "Ya te han hecho la transferencia, de la totalidad de lo reclamado".
La cara de este hombre vuelve a ser la de antes del suceso, todo ha vuelto a la normalidad. En unos meses no recordará haber dicho lo que dijo porque el cerebro no está para almacenar malos momentos. Yo tampoco recordaré este siniestro en particular porque he vivido muchos iguales. Por eso, en aquél instante me permití sentirme orgulloso.
Amigo Ángel,
ResponderEliminarPuedes sentirte orgulloso por el resultado. Es la consecuencia normal tras conseguir tu objetivo profesional: la protección efectiva del asegurado.
En este momento, no obstante, me gustaría decir que quien realmente tendría que sentirse orgulloso no eres tú, pues lo que has hecho no es más que aquello para lo que estamos en esto sino el cliente quien dejó aparte los cantos de sirena, a cuñados y conocidos que venden seguros, a las ofertas con cacerola incluida o la rebaja de un mísero tanto por ciento en su cuenta de crédito y decidió confiar en un profesional de tu talla.
El cliente tiene que estar orgulloso por haber tomado una decisión que, sin duda, tiene mucho que ver con la calidad del resultado. Hemos visto demasiadas veces como el asegurado se ve metido en un infierno añadido tras el siniestro: el de una póliza mal construida y con efectos devastadores sobre su patrimonio y su confianza futura. La tragedia comenzó a labrarse el día en que decidió con quien se aseguraba o, peor, el día en que aceptó un chantaje a cambio de una zanahoria.
Enhorabuena a los dos.
Un abrazo,
Es una tranquilidad para el cliente saber que las pólizas se hacen bien, cuanta gente hay por ahi con infraseguros consentidos con tal de ahorrarse unos euros.
ResponderEliminarPersonalmente, y aunque algunos no lo entienden, rechazo entrar temas que no se quieren hacer como es debido. No me cabe ninguna duda de que otro lo hará, el típico "agente amateur", y de cualquier forma.
Al final llegamos siempre al mismo sitio, es necesaria una profesionalidad que en nuestro sector es porcentualmente escasa. Los números están ahi.
Te doy la enhorabuena por algo que no debería darla porque debería ser lo normal, tu profesionalidad. Has dado con un cliente que valora su patrimonio correctamente y como tal lo asegura ante imprevistos. Hay gente asi.
Un abrazo.