Desde antes de la separación de los tres poderes de Montesquieu (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) ya se hablaba de la influencia de la prensa como el cuarto poder.
Ahora si sumamos los 3 poderes básicos más el 2.0 de moda, nos da 5, el quinto poder que tienen en sus manos los nuevos "opinadores", los creadores de contenido: los bloggers y los gurus de las redes sociales. Hace unas semanas veíamos como al ver la luz el proyecto de Ley de Economía Sostenible un grupo de bloggers, de esos nuevos gurus, plantaba batalla a los artículos incluidos por la ministra González Sinde referidos a internet.
Tanto ruido se hizo en la blogosfera que Gonzalez Sinde no tuvo más remedio que recibir a un grupo de estos bloggers para calmar el ambiente. Y todo el ruido se organizo en unas horas, indendiado por un texto que se difundió a toda velocidad a través de twitter... Está claro que el quinto poder está en el ambiente, pero sin organizar, hasta que sea necesario, hasta que haya una chispa que incendie el ánimo...
Pero a qué viene esto... En el turno de preguntas de la ya famosa jornada de Seguros 2.0 uno de los asistentes hizo una reflexión sobre donde estaba el límite de los comentarios que se vierten en los blogs de seguros y aportó la idea de que las aseguradoras esta atentas a como se dicen las cosas aunque no quieren actuar hasta ver como va avanzando la situación...
La diferencia entre el cuarto y quinto poder son los compromisos. La prensa al ser una industria vive de sus anunciantes y las aseguradoras invierten mucho en publicidad. Pero el blogger, en general, tiene voto de pobreza, no suele escribir por dinero. Eso lo saben los lectores y por eso valoran estos textos, al menos, como tan fiables como la prensa. Y esto hace que los bloggers ejerzan cierta influencia sobre su grupo de seguidores.
Supongo que mientras no se legisle limitando la libertad de expresión, que confío no ocurra en los próximos 100 años, la mayoría de estos bloggers sigan siendo libres y mantengan el nivel de influencia, aún sin organizarse mas que para lo imprescindible, se van a convertir en un latente quinto poder.
Me pregunto hasta que punto las aseguradoras "respetan" a los bloggers especializados...
¿Respetan? ¿Temen? ¿Vigilan? ¿Controlan?
ResponderEliminarEn la Jornada a que te refieres Miguel Benito habló de censura, de artículos no publicados o recortados por contravenir la política publicitaria del editor. Esa es una censura de orden económico.
También hablamos de autocensura a la hora de discernir qué se debe publicar (con argumentos y pruebas) y qué callar (por definición lo que el sentido común indica).
Respetar a una marca no es callar sus faltas sino ayudarla a superar sus carencias o defectos con ojo crítico, de la misma forma que el catador experto recomienda reducir la temperatura de tostado del café en grano para conservar el bouquet. Pero exige finura en el criticado y capacidad de respuesta puesto que en caso contrario entenderá que es víctima de una agresión; "injustificada", por cierto.
En todo caso, se puede ser muy honesto y buen chico pero el riesgo existe. ¿Asegura el blogger experto en análisis de riesgos ese, concretamente? Tengo una respuesta para eso.
Buena reflexión y buen post, Angel.
Efectivamente, Miguel Benito habló de censura. E intenté dejar claro de qué términos estábamos hablando:
ResponderEliminar1. Expliqué que no conviene confundir censura con responsabilidad. Los que nos dedicamos a esto de forma profesional sabemos que no todo se puede publicar. No por la publicidad ni por cuestiones de esa índole. No. El problema es que hay 'historias' que hay que tener muy bien atadas porque, llegado el caso, el juez no sabremos por dónde puede tirar (y hablo con conocimiento de causa).
2. Expliqué que Miguel Benito es 'incensurable' (si vale la expresión) y la prueba es que dice lo que dice cuándo y dónde quiere. Miguel es mucho Miguel.
3. Nosotros, para bien o para mal, solemos publicar todo lo publicable. Un ejemplo es Forinvest: nosotros no estuvimos, ni éramos publicación 'oficial', pero lo contamos, porque lo primero son los lectores. También tenemos área de formación y, sin embargo, informamos de todas las acciones formativas del sector.
No somos unos santos. Tampoco es eso. Pero sería injusto que, después de todo, quede la sensación de censores. ¡Hasta ahí podríamos llegar!