Acaba el año... por fin. Un año complicado para el sector seguros, en el que la competencia ha aumentado en voracidad, las primas se han ido reduciendo, el mercado se contraía, y la siniestralidad, por lógica, aumenta... como un 8% a septiembre.
Con el número de parados subiendo mes a mes, las empresas disminuyendo facturación cuando no cerrando, desapareciendo autónomos día a día, el mercado cada vez es menor. Esto ha provocado que las aseguradoras tiendan a mantener los clientes al coste que sea, unas torpedeando la salida con amenazas de reclamaciones que en muchas ocasiones quedan en agua de borrajas, con la pertinente merma en imagen para la empresa aseguradora y el canal que haya vendido la póliza. Otras reduciendo la prima o haciendo regalos, con tal de mantener un cliente... aunque cueste dinero mantenerlo.
La aseguradora que en esta situación ha pretendido ganar cuota de mercado ha sido con mucha especialización o invirtiendo mucho, con tarifas muy agresivas, que suponen fuertes inversiones para captar el negocio.
En este maremagnun se han visto envueltos los mediadores de seguros este año, por un lado la coyuntura económica pero por el otro, el más cercano, el día a día con el padecimiento de sus clientes, y que esta llevando a las agencias y corredurías a reestructurarse como el resto de empresas españolas: reduciendo gastos.
No creo que este haya sido un buen año para los seguros, así que seamos optimistas, si el sector es anticíclico el empeoramiento de este año debería ser signo de que la economía se recuperará pronto, y a mitad de este próximo 2013 puede abrirse un mundo de posibilidades.
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