Durante el verano me gusta cambiar de hábitos en lo posible para procurar pensar lo mínimo, como bien dice mi amigo Carlos Lluch, en lo único, que no es otra cosa que este negocio absorbente de los seguros. Una de las cosas en que pierdo el tiempo es en leer completamente en la playa algunos periódicos, esos que durante el resto del tiempo me conformo con leer titulares virtualmente.
Esta tradición veraniega me ha llevado a disfrutar una serie de cuentos publicados en El Mundo y escritos por Paulo Coelho. Todos ellos con enseñanzas, de esas que todos sabemos, vivimos a diario, pero no vemos y nos las tienen que explicar para ser conscientes.
Pues escribía Coelho en uno de sus cuentos que una mujer de compras en una feria se acerca a un alfarero, le pregunta por el precio de los distintos jarrones y se percata que todos valen igual, aunque unos son sencillos y otros muy ornamentados. Asombrada la mujer pregunta cómo se puede cobrar lo mismo por las piezas más sencillas que por las más elaboradas. Y obtiene su respuesta del vendedor: "Soy un artista. Puedo cobrar por el jarrón que hice, pero no puedo cobrar por la belleza. La belleza es gratuita."
Después de leer el cuento, y tras un segundo de reflexión, mi cerebro volvió a pensar en lo único. Las aseguradoras venden directamente al consumidor su producto a un precio. Y los mediadores, agentes y corredores de seguros, distribuyen a sus clientes esas mismas pólizas al mismo precio, añadiendo su trabajo sin coste.
Es cierto que los mediadores de seguros hacen un trabajo más prosaico que el de la creación de belleza del artista, pero también más necesario que el arte en momentos de necesidad y problemas.
El arte es plástico y el trabajo del mediador de seguros práctico. E igual de gratuito para sus clientes.
Explicar lo que es arte y lo que no -especialmente si hablamos de algunas de las últimas tendencias de arte moderno- no es sencillo. De igual manera (¡qué te voy a contar!), en muchas ocasiones es difícil que el (potencial) asegurado/cliente vea ese plus, ese 'arte', que el mediador aporta. Quizás porque allí donde debería apreciar una 'obra de arte' sólo ve dinero, inversión.
ResponderEliminarEstimado Ángel, ¡bienvenido a la jungla! Feliz regreso al día a día.
Amigo José Luis, tu comentario si que es puro arte!
ResponderEliminarBienvenido Ángel, como siempre muy buen artículo.
ResponderEliminarMe ha gustado bastante y esperamos mas articulos un saludo!
ResponderEliminarbravo....bravo....
ResponderEliminarMe sorprende tanta literatura en un sector donde la guerra a cuchillo es el predominante empezando por las compañías y acabando por los clientes o viceversa.
ResponderEliminarNo penseis que me desagrada, todo lo contrario. En nuestro mundo hay demasiada caspa acicalada con traje y corbata, así que el comentario me resulta un soplo de aire fresco. Sólo digo que me sorprende.
Ángel, ese es el camino para no volverse loco. Tomarselo con filosofía o como tú, con literatura.
Por cierto, como me imagino que los seguidores de este blog estamos todos metidos en el mismo saco y con el fin de quitarnos de un golpe el salitre o la pinocha estival ¿sabeis con que Entidad Aseguradora se pueden negociar Taxis?
Un abrazo a todos
@Agustín, manetener el blog tiene un par de sentidos: dar un poco de luz en este oscuro mundo, y ahorrarme mucha pasta en psicoanalisis. ;)
ResponderEliminarSobre tu consulta... pregunta en los foros especificos, en E2000 por ejemplo, seguro que consigues lo que quieres.
Gracias por tu participación.